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LA DINASTÍA QING (1644-1912)
La dinastía Qing fue fundada por los manchúes un
pueblo procedente de Siberia que vivía en Manchuria. Esta dinastía gobernó
China desde 1644 hasta 1911. Desde su fundador,
Shunzhi,
hasta el último emperador de China, Fuyi, pasaron por el trono un total de
12 emperadores. De ellos, 10 establecieron la sede del gobierno en Beijing,
capital del Imperio Qing durante 228 años.
La dinastía de emperadores Ming había dominado China desde 1368.
Desde el s. XV la China de los Ming era objeto de envidia
constante por parte de los mongoles. En el s. XVI, cuando China ha entrado
un periodo de disturbios y se ha entregado a la guerra civil, a las
rebeliones campesinas y a la corrupción administrativa, los manchúes,
pueblo de lejana descendencia mongoloide, se introduce en el país con la
complicidad de hecho de una gran parte de las clases dirigentes. Reinarán
sobre él hasta comienzos del siglo XX.
Los elevados impuestos de los Ming habían hecho impopular a su Gobierno y
estallaron rebeliones por todas partes. El último emperador Ming,
Chongzhen, se suicidó cuando los campesinos rebeldes invadieron su
capital, Pekín.
En la confusión que siguió al suicidio del emperador, el jefe manchú
Dorgon dirigió a un ejército hacia el sur desde sus tierras de
Manchuria. Ocupó Pekín y fundó la dinastía Qing (“pura”). Su sobrino
Shunzhi fue el primer emperador Qing.
En las provincias del sur, la resistencia a aceptar el dominio de los
manchúes hizo que tuvieran que pasar cuarenta años antes de que toda China
se sometiera a su gobierno. Los manchúes vivían separados de los chinos en
zonas reservadas. Los matrimonios entre chinos y manchúes estaban
prohibidos. Los hombres chinos fueron obligados a recogerse el pelo largo en
trenzas para demostrar que eran inferiores a los manchúes.
Sin embargo, tanto los chinos como los manchúes trabajaban como funcionarios
civiles en el gobierno del Imperio. Con el paso del tiempo, los manchúes
fueron adoptando costumbres chinas. De esta forma, acabaron siendo
aceptados. Eran muy inferiores en número, por tanto tenían que ser muy
cuidadosos de no excederse demasiado en su forma de tratar a los chinos.
Aportaron al país nueva vida y mucha eficacia, sin inmiscuirse demasiado en
sus costumbres.
Los manchúes conquistaron China desde las tierras situadas al norte de la
Gran Muralla. Durante el periodo manchú, creció tanto el Imperio como la
población de China y los conflictivos mongoles fueron derrotados.
Efectivamente, los manchúes constituirán en Extremo Oriente
un imperio más vasto que el constituido he por la República Popular China.
Tras los rigores de la conquista, la dinastía manchú, que no cesará de hacer
avanzar las fronteras de este imperio, llevará a él la paz y la riqueza. La
población irá en aumento hasta el s. XIX, llegando a sobrepasar los 300
millones hacia 1800. Durante el apogeo de su poderío, el territorio del
imperio Qing abarcó 120 millones de kilómetros cuadrados
Mientras el último emperador Ming se suicida, y los
campesinos se rebelan, los Qing entran en Pekín con la complicidad de los
eunucos y los generales. En los años posteriores a 1644, llegan a conquistar
el resto del imperio, a pesar de la resistencia del sur del país. Bajo la
dinastía Qing, China conoce su mayor extensión territorial, gracias a
campañas militares bien dirigidas. Al principio, los manchúes se instalan
como dueños y señores en el terreno conquistado, reinando sobre la población
mediante vejaciones: se prohíben los matrimonios mixtos, los chinos son
mantenidos aparte en las grandes ciudades, y es obligatorio llevar la trenza
y el vestido manchú. Luego los emperadores incorporan los elementos de
infidencia china que entran en su gobierno. Pekín se embellece con suntuosos
palacios y se conviene en un hogar para el arte y la filosofía. Sólo los
acontecimientos de finales del s. XVIII turbarán esta prosperidad: los
desenfrenados gastos de la corte se unen a la escalada de la corrupción
administrativa.
UN IMPERIO RICO Y PODEROSO
Al principio China prosperó bajo los Qing. El Imperio se extendió y el
comercio aumentó considerablemente, sobre todo con Europa. La seda y la
porcelana chinas eran las más finas del mundo y sus tejidos de algodón,
baratos y de gran calidad. Inmensas cantidades de té chino se vendían en el
extranjero cuando beber té se puso muy de moda en Europa durante el siglo
XVIII.
El Imperio se volvió tan rico y poderoso que sus gobernantes trataron al
resto del mundo con desprecio. Durante el gobierno del emperador Kangxi
(1661-17223), los comerciantes extranjeros eran obligados a arrodillarse
siempre que se leían en alto las órdenes del emperador.
El gobierno central aplicaba una política de estimular el cultivo de
terrenos vírgenes y reducir o eximir las contribuciones. Gracias a ello, la
economía y la sociedad lograron considerables progresos tanto en el interior
del país como en las zonas fronterizas. Hasta mediados del siglo XVIII, la
economía feudal de China experimentó un nuevo período de auge, denominado
por los historiadores como “Prosperidad de las gobernaciones de Kangxi,
Yongzheng y Qianlong (los tres emperadores sucesivos de la dinastía)”.
Los manchúes también
obligaron a varias naciones a someterse como vasallos, entre ellas el Tíbet,
Annam (hoy Vietnam, Birmania, Mongolia y Turquestán, con lo que el Imperio
chino se convirtió en el mayor del mundo de su época. Además, pactaron con
los rusos respecto al territorio y el comercio.
Sin embargo, ya en épocas muy tempranas surgieron varias rebeliones en el
sureste de China y entre las minorías étnicas, que protestaban contra el
pueblo chino que se desplazaba a sus territorios. Pero, en general, el
período Qing proporciono a China paz, prosperidad y seguridad. La población
creció espectacularmente de 100 millones en 1650 a 300 millones en 1800, y
los chinos (los Hans se extendieron hacia el oeste y el suroeste de China.
Sin embargo, a finales del siglo XVIII la corrupción y la decadencia
empezaron a hacer mella. Una agricultura sabia y diversificada permite
a la China manchú soportar un crecimiento demográfico importante. El
campesino chino estaba entonces mejor alimentado y más instruido que su
homólogo occidental. Los emperadores Qing tratan de restablecer el
equilibrio en los campos saqueados por el bandidaje: conceden la propiedad a
los aparceros cuyos dueños han muerto durante la guerra e instauran un
impuesto en plata equitativo. Además del trigo, el arroz y el mijo, se
introducen nuevas plantas que crecen en las tierras pobres: sorgo, batata,
cacahuate y maíz. Hasta comienzos del reinado de Kien-long, los trabajos de
construcción de diques e irrigación preparan nuevas tierras para la
explotación.
La industria china de la seda empleaba a miles de trabajadores, sobre todo
mujeres, para tejer la seda utilizando telares. Los tejidos se fabricaban
para su uso en China y para exportarlos a Europa. También se importaba
algodón y se tejía para luego exportarlo. Los tejedores del puerto de Su-Chou
eran particularmente famosos por sus sedas.
La ciencia de la historia prosperó con la
labor de muchos eruditos exitosos. El gobierno organizó las ediciones de
algunas grandes colecciones de libros, como La Enciclopedia Sínica. Los
progresos alcanzados en la ciencia natural y la tecnología también eran muy
valiosos, sobre todo en la arquitectura.
El Tíbet (Xizang) estaba gobernado por un líder budista llamado Dalai
Lama. El tercer Dalai Lama reconstruyó el monasterio Potala en Lhasa, la
capital, y lo convirtió en su residencia en el año 1645. Los Dalai Lama
vivieron bajo la influencia de los mongoles, pero hacia mediados del siglo
XVII, el Tíbet formaba parte del Imperio chino. ¿Dónde reside la fuerza de los manchúes?
Radica esencialmente en la estructura militar de su sociedad. Los manchúes
se consideraban a sí mismos como señores llamados a reinar sobre una vasta
comunidad de esclavos. Por eso, los primeros tiempos de la dinastía
están caracterizados por una política de segregación y opresión de la que
dan testimonial un gran número de leyes. No hay comunicación entre los
manchúes y los chinos y la inmensa masa de éstos proporciona una reserva de
clavos casi inagotable. SIGLO XIX - XX: EL
COMERCIO DEL OPIO
Durante el reinado de Jiaqing, debido en gran parte a la
actividad comercial británica, comenzaron a fluir a China grandes cantidades
de opio pagadero en plata. La adicción al opio se multiplicó, y en 1839 el
gobierno chino encargó al alto funcionario Lin Zexu suprimir el
comercio en la ciudad portuaria sureña de Cantón (Guangzhou). Lin confiscó
el opio almacenado y detuvo a varios comerciantes británicos, lo que movió
al gobierno de Londres a enviar una fuerza expedicionaria que inició la
primera guerra del Opio LAS GUERRAS DEL OPIO
Había una gran desigualdad entre las partes en conflicto, y en poco tiempo
los británicos ocuparon Hong píe Kong y Shanghai. El Tratado de Nankín, que
puso fin al f enfrentamiento en el año 1842, cedió Hong Kong a Gran Bretaña,
puso límites a las tarifas que podía aplicar China a la exportación,
protegió a los occidentales de la jurisdicción china y abrió cinco puertos
francos a los comerciantes europeos. Más adelante, en 1856, las autoridades
chinas abordaron un mercante británico, el Arrow, y estalló la segunda
guerra del Opio, esta vez con participación francesa; y después de un
conflicto de cuatro años en el que se produjo la humillante quema del
palacio de verano de los Qing en Pekín, las potencias de Occidente (incluida
Rusia) dispusieron de otros diez puertos, además de compensaciones
exorbitantes, v se legalizó el tráfico del opio. LA REBELIÓN TAIPING
La rendición del régimen Qing en las guerras del Opio contribuyó a una marea
creciente de protestas antigubernamentales, la mayor de las cuales fue la
rebelión taiping. En 1836 un profesor cristiano, Hong Xiuquan, tuvo
varios sueños que lo llevaron a creer que tenía la misión de convertir a
China al cristianismo. Inició la tarea entre los campesinos de Guangxi, al
sur del país, y en enero de 1851 fundó el Taiping Tianguo o «Reino
celestial de la paz eterna».
En 1853 los rebeldes taiping tomaron Nankín y
prohibieron el juego y el consumo de opio. En 1860 el «Ejército siempre
victorioso», entrenaado por occidentales, derrotó el intento taiping de
tomar Shanghai, y en 1864 el gobierno Qing retomó Nankín, poniendo fin a la
revuelta. REFORMAS SOCIALES
Ci Xi, madre del emperador Tongzhi, dominó la corte Qing a
partir de 1861. Ci Xi gobernó China durante 47 años, alentando al principio
el «movimiento de autofortalecimiento», que condujo a reformas limitadas,
como el primer ferrocarril chino, una empresa moderna de barcos de vapor en
el río Yangtsé y un ejército reorganizado. Sin embargo, la grave
derrota ante el ejército y la armada japoneses en la guerra chino-japonesa
de 1894-1895 por Corea (p. 301) minó el apoyo a ulteriores reformas. 1912: EL FIN DE LOS
QING
El malestar por la creciente influencia de los misioneros cristianos en
China alimentó la Rebelión de los Bóxers, o «puños rectos y armoniosos»,
cuyo fin fue expulsar a todos los extranjeros de China. Con el apoyo tácito
de Ci Xi, marcharon sobre Pekín en mayo de 1900 y sitiaron las legaciones
extranjeras durante casi dos meses. Una alianza de ocho países, entre ellos
(irán Bretaña, Francia, los EE. UU. y Japón, envió una fuerza de socorro que
aplastó a los rebeldes. Comprometida su credibilidad, el régimen Qing dio
paso en el año 1912 a la República de China bajo la presidencia de Sun
Yat-sen.
FECHAS CLAVE
1644 Los manchúes fundan la dinastía Qing en Pekín.
1644—1660 Las fuerzas manchúes conquistan a mayor parte de China.
1661 Los partidarios del derrotado Ming arrebatan la isla de Formosa a los
Holandeses.
1 674—1681 Rebeliones en el sur, pronto reprimidas.
1689 Los rusos intercambian tierra de Siberia por el comercio en China.
1696 Los manchúes derrotan a los mongoles en Mongolia.
1717—1720 Guerra contra los mongoles por el control del Tíbet
Década de 1750 Los chinos invaden el Tíbet y Turquestán.
Década de 1760 Los chinos invaden Birmania y lo convierten en un estado
vasallo.
1912- Fin de la dinastía Qing PARA SABER MAS...
LA REVUELTA
TAIPING fue una de las revoluciones que desestabilizaron el control
manchú de China durante la segunda mitad del s. XIX. Los países extranjeros
intuían que el gobierno imperial se encontraba cercano a su fin y empezaron
a repartirse el territorio para expandir su comercio con China. Las
potencias foráneas forzaron a los chinos a adquirir bienes occidentales,
establecieron sus propias áreas de comercio y ocuparon zonas estratégicas
del país. Rusia dominaba en el norte, Francia en el sur, Gran Bretaña en el
centro y los japoneses en el este. Alemania, una de las últimas potencias en
participar en el reparto, se reservó un área en torno a Tsingtao, en 1898. El MOVIMIENTO REFORMISTA
La respuesta del gobierno manchú a las interferencias extranjeras fue
confusa e ineficaz. Un importante grupo de chinos cultos, no pertenecientes
al gobierno, comprendieron que al país no le quedaba más camino que la
occidentalización, si quería sobrevivir. Esta lección quedó clara en la
guerra de China contra Japón en 1894-95, en la que Japón, una nación que
acababa de empezar el camino de la modernización, se proclamaba vencedora. REFORMA ANIQUILADA
Bajo el liderazgo de Kang Yu-Wí (1858-1927), los reformistas se abrieron
camino para obtener influencias en el gobierno chino. En 1898 convencieron
al emperador para que emitiera comunicados que anunciaban cambios. Sin
embargo, los conservadores chinos de la corte se apiñaron en torno a la
emperatriz regente Tzu-hsi (1835-1908), y el movimiento reformista fue
brutalmente aniquilado. REVUELTA DE LOS BOXERS
Tzu-hsi concentró el descontento popular de China contra los extranjeros.
Esto causó la revuelta de los boxers en 1900. Esta sublevación fue sofocada
por las potencias occidentales, que forzaron a China a aceptar un mayor
control extranjero. La posición de China en esos momentos era mucho peor y
el gobierno mancllú, que había controlado China desde 1644, estaba
desprestigiado. LA REPÚBLICA CHINA
Al inicio del s. XX, empezaron a proliferar grupos revolucionarios por toda
China. Uno de los más importantes fue el partido nacionalista chino
(Kuomintang) dirigido por Sun Yat-sen (1866-1925). Estos grupos estaban
convencidos de que no se podía llevar a cabo una reforma sin antes derrocar
a la dinastía manchú. En 1911 la rebelión se extendió a todo el país y
cuando el poderoso general Yuan Shikai apoyó a los nacionalistas, el
gobierno manchú se rindió sin ludia. Al año siguiente, el emperador, de seis
años de edad, Pui (1906-67) abdicó y China fue declarada una república. |
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